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09 DIC

Carlos Ortega Vilas presenta “El santo al cielo”.

El Sillón de Canaima: Calle Senador Castillo Olivares, 7. Las Palmas de Gran Canaria, 20:00h
Carlos Ortega Vilas presenta “El santo al cielo”.

Presenta Antonio Bordón

Editorial Dosbigotes

EL SANTO AL CIELO: NADA (NI NADIE) ES LOQUE PARECE

Aldo Monteiro, inspector jefe de la Brigada de Homicidios y Desaparecidos de la Policía Nacional, tiene una debilidad: los santos. Conoce el martirologio de memoria y no pierde ocasión de demostrarlo. Sin embargo, cuando el teniente Julio Mataró, su enlace con la Guardia Civil, le revela el nombre del cadáver que están contemplando, experimenta cierta decepción: «Orion Dauber» no posee resonancias muy cristianas. Tampoco hay nada en ese piso, cerrado desde el interior, que confirme su identidad: no se ha encontrado huella alguna. ¿Quién es Orion Dauber? ¿Y qué relación guarda con Daniel, un adolescente desaparecido dos años atrás cuyo caso sigue obsesionando al inspector?

Silvia lleva una vida rutinaria que parece perseguir un único propósito: anestesiar los recuerdos. Tal vez por eso no es muy amiga de apegarse a los objetos. A excepción, quizás, de ese prendedor que lleva en el abrigo y del que ya no puede prescindir. Un viejo alfiler de sombrero que pronto adquirirá una función más temible. Algo que todavía desconoce… como tampoco sabe que, desde hace unos meses, alguien la sigue.

Es invierno. Quedan pocos días para Navidad. Aldo y Julio se enfrentan al caso más complejo de sus carreras, un juego de apariencias y equívocos que se entrecruzará con el destino de Silvia, marcado por un hecho del pasado que se extiende como una sombra amenazadora sobre todos los personajes.

 

 

TRES RAZONES PARA LEER EL SANTO AL CIELO

(Y UNA PARANO HACERLO)

Debes leer El santo al cielo:

  • Porque supone la confirmación del excelente pulso narrativo de Carlos Ortega Vilas, que en su primera novela plantea un intrincado puzle argumental donde la venganza y el asesinato son solo algunas de las piezas.
  • Porque está protagonizada por una pareja muy carismática, la formada por el inspector jefe de la Policía Nacional Aldo Monteiro y por el teniente de la Guardia Civil Julio Mataró. Dos personajes con los que el autor da una vuelta de tuerca a las tradicionales «parejas de investigadores» del género negro.
  • Porque a lo largo de sus casi 600 páginas el lector encontrará giros argumentales inesperados, personajes reconocibles y una trama en la que se reflexiona sobre la corrupción del poder y la dificultad de escapar a los secretos del pasado.

No leas El santo al cielo:

  • Si no quieres engancharte a uno de los thrillers del año. Una vez que empieces no podrás dejar de leerlo: el ritmo de tus tareas cotidianas se verá afectado y perderás horas de sueño.

QUIÉN ES QUIÉN EN EL SANTO AL CIELO

ALDO MONTEIRO, inspector jefe de la Policía Nacional, conoce al dedillo hasta el último detalle escabroso (deformación profesional, tal vez) de cada uno de los mártires, vírgenes y doctores de la Iglesia que registra el martirologio romano. Desde hace dos años vive obsesionado con un caso que aún no ha podido resolver: la desaparición de Daniel, un adolescente que se fue sin dejar rastro. El descubrimiento del cadáver de Orion Dauber abrirá una nueva línea de investigación.

JULIO MATARÓ, teniente de la Guardia Civil, se siente algo perdido en su nuevo papel de enlace con la Brigada de Homicidios de la Policía Nacional. Pero Julio es, ante todo, una persona íntegra.

Y, peor aún: comprende que la justicia no es igual para todos. Y que, en ocasiones, ni siquiera debe aspirar a serlo. Mientras que para Aldo la idea de justicia es una noción casi divina, para él tiene connotaciones más humanas. Si no fuera por esto, su relación con Monteiro sería casi idílica.

Porque ha de reconocer que el inspector posee un atractivo al que difícilmente logra sustraerse…

SILVIA ha elegido una vida gris y rutinaria. No le disgusta. De alguna forma parece que ha alcanzado el objetivo que la llevó a quedarse en la ciudad: olvidar. O más bien, anestesiar los recuerdos. Pero su mundo se desmorona cuando una mañana de noviembre el director del colegio donde trabaja como maestra le pide que vaya al Jardín Botánico en sustitución de una compañera.

Es invierno. La Nochebuena acecha ya. Sin embargo, los protagonistas de esta historia no sienten ningún apego especial por las fiestas navideñas.

LINARES detesta hurgar en la carne podrida. Pero como patólogo forense, no tiene alternativas.

Con todo, el suyo es un trabajo sin riesgos. Aunque poco estimulante. Salvo, tal vez, en un caso como este: un cadáver que nunca supo hasta qué punto ya estaba muerto cuando se refugió en la seguridad de su escondite. A PRUDENCIO le fastidia trabajar con el cementerio nevado, y le fastidia que la policía le interrogue sobre los dos tipos que seguían a la chica (una mujer grande y hermosa, un tipo bajo y retinto). Al CHINO no le va muy bien el negocio: la Guardia Civil lo sorprende huyendo del Jardín Botánico mientras acordonan la zona para dejar trabajar a la Científica. Tampoco les sonríe la fortuna a ANITA y a WALDO, ni al pequeño YEIMER, y eso a pesar de Silvia. O tal vez por ella, quién sabe. Como no puede ser de otra forma, al INGLÉS le está sentando mal el invierno. Su banda se desintegra. Y el cliente más gordo, desaparece… La subinspectora ISOBELMARCOS hace lo que puede, que no es tanto como desearía. También detesta las fechas, tal vez porque en el laboratorio de la brigada de Delitos Violentos hay esparadrapo en las ventanas para evitar que se cuele el aire helado. Y desde luego, no puede decirse que salten de alegría ni el impenetrable capitán

HERRANZ (¿amigo, enemigo? Monteiro no acaba de tenerlo claro), ni BELTRÁN NÁJERA, el exforense judicial, ahora catedrático de renombre. DOÑA ÁGUEDA, por su parte, hace un tiempo que no se mueve de su tumba, de modo que la Navidad le trae al fresco (nunca mejor dicho). Muy pronto irá a hacerle compañía su marido, RUBÉN MANZANARES, en otros tiempos próspero empresario de la muy Leal y Noble Villa de Ruinas de Santa Marina, esposo ejemplar, buen cristiano, algo más que amigo de lo ajeno. DANIEL es la pieza clave en esta tragedia. Es el origen y el final de todo lo que acontece. Daniel es múltiple. Varios son los nombres que llevan hasta él. Pero eso ni Aldo, ni Julio, ni Silvia, ni Linares, ni la subinspectora Marcos lo saben con certeza. Tampoco nosotros. De momento.

CARLOS ORTEGA VILAS nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1972. Escritor, profesor de español (labor que ha desempeñado tanto en España como en Grecia), corrector profesional y de estilo, ha sido responsable entre los años 2007 y 2014 de los cursos de escritura de relato en Letra Hispánica (Salamanca).

Desde 2015 coordina los talleres de escritura creativa Fuentetaja en Las Palmas de Gran Canaria. Colabora asimismo con El País en la edición digital de El Viajero.

Es autor del libro Tuve que hacerlo y otros relatos (Baile del Sol, 2015). Sus relatos han aparecido en diversas antologías, como Diario del Padre Tadeus Rintelen /Resaca negra (Ediciones Hontanar, 2013), A los cuarenta y otros relatos en crisis (Ediciones Beta, 2011) o La lista negra: nuevos culpables del policial español (Salto de Página, 2009), entre otras. El santo al cielo es su primera novela.

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