ESPEJO, JOSE LUIS
Platón, descendiente de aquel sabio griego que reveló el mito de la Atlántida (Solón), no hizo más que combinar este relato, repleto de claves esotéricas y mistéricas, con una sopa mítica en la que caben diversos ingredientes. El sabio de la Academia de Atenas habría adquirido de su antepasado parte de un legado compartido por múltiples culturas: no sólo la griega y egipcia, que conoció personalmente, sino también la hindú, que posiblemente le influyó (el triple recinto atlante, con los colores rojo, blanco y negro, podría tener origen indio). Esta tradición estaría ligada a un comité de sabios que, desde la Antigüedad clásica (e incluso antes), preservó la memoria ancestral. La plasmó en el cielo, conformando el mapa celeste y el Zodíaco que se yergue sobre nuestras cabezas. La congeló en el lenguaje, así como en los símbolos, en los mitos, en el folklore y en la religión. E incluso en el nombre de los dioses, de los patriarcas, o de los continentes (es la herencia inmaterial). Y encriptó en algunos grandes monumentos las claves de su antigua sabiduría (es la herencia material).