ESPLUGUES MOTA, CARLOS
Las tres últimas décadas han sido testigo de un crecimiento constante de la inversión extranjera. La situación, sin embargo, parece que comienza a cambiar. La crisis económica de los últimos años y el acelerado proceso de liberalización de las economías que ha conducido a la privatización de grandes y relevantes sectores de éstas, unido a la aparición de novedosos actores económicos, y a los cambios geoestratégicos vinculados a la consolidación de nuevas potencias económicas, han puesto a la defensiva a ciertas economías desarrolladas. Un número creciente de países observan con preocupación cómo importantes sectores de su economía, infraestructuras y tecnologías críticas o empresas de bandera, esenciales en muchas ocasiones para el funcionamiento del país, pueden pasar a ser controlados por inversores extranjeros. Inversores en algunas ocasiones propiedad de gobiernos extranjeros que no siempre aseguran una actitud recíproca hacia las inversiones dirigidas a su territorio.