ANTI LUCIA GONZALEZ-MENDIONDO CARMONA
Me gusta comprobar que vivo en una sociedad que reacciona con repulsa frente al acoso y las agresiones sexuales. Pero desconfío cuando todo se reduce a consignas, cuando no cabe el cuestionamiento, cuando veo cómo se utilizan casos concretos para criminalizar el deseo erótico y la seducción, cuando mi entorno aplaude la decisión del Tribunal Supremo de considerar agresión cualquier tocamiento no consentido previamente, etc. Y, sobre todo, desconfío cuando los partidos políticos, sean del pelaje que sean, se autoproclaman abanderados de la lucha de las mujeres. El actual feminismo hegemónico, un corta y pega de ideas y eslóganes de las principales corrientes feministas del siglo pasado, ha perdido de vista su principal objetivo: el empoderamiento de las mujeres, relegándonos de nuevo al papel de victimas pasivas del que se supone que iba a liberarnos. Y desde su púlpito: la academia, las leyes, los medios de comunicación de masas, etc., nos dicta quiénes debemos ser, cómo debemos entender nuestras relaciones, o qué cosas deben ofendernos -un piropo, una mirada-. Y les dice a los hombres: "cuidado machirulo, todo lo que hagas o digas puede ser utilizado en tu contra."Lucía González-Mendiondo Carmona