El conocimiento del turista durante todas las fases del viaje se ha convertido en una cuestión clave en los procesos de planificación y gestión de los destinos turísticos. Ello requiere un importante y diverso volumen de datos, comparables a lo largo del tiempo y del espacio, que, superando los relativos al número y origen de los turistas, deben permitir un conocimiento profundo de sus preferencias, comportamientos, necesidades, conductas de compra, expectativas, patrones de consumo y actitudes. Esto los convierte en elementos estratégicos.