MILLET, EVA
En su justa medida, la ansiedad es buena y necesaria. Pero cuando supera unos límites soportables, las cosas se complican. Los trastornos de ansiedad son una de las patologías más habituales de nuestra sociedad. Resulta más preocupante aún la mayor incidencia de la ansiedad en la infancia: una etapa en la que es cada vez más precoz y virulenta. En parte, porque vivimos en un mundo ansioso e hipercompetitivo, en el que se han normalizado las existencias frenéticas, arrastrando a ellas a los niños. Sin olvidar su impacto en la adolescencia, periodo en el que, biológicamente, esta emoción se vive con más intensidad.