SÁNCHEZ IGLESIAS, JOSÉ LUIS
En el año 476, el caudillo de los hérulos, Odoacro, destituyó al emperador de Occidente, Rómulo Augusto, enviando las insignias del poder imperial a Constantinopla, capital del Imperio Romano de Oriente. El Imperio romano de Occidente había llegado a su fin. ¿Qué había ocurrido para que el mayor imperio del mundo conocido desapareciese? Durante cientos de años se fueron sucediendo una serie de hechos que propiciaron el fin del Imperio: luchas internas entre el emperador y todos aquellos que aspiraban a ocupar su lugar; degradación y corrupción en la administración y entre sus funcionarios; un ejército en decadencia y descomposición que había perdido los valores que le habían hecho invencible, y por último, la llegada a los territorios del imperio de una serie de pueblos, denominados bárbaros, que en muchas ocasiones habían sido contratados por los propios emperadores o los que aspiraban a deponerlos para servirse de ellos como fuerza armada.