INABA, MAYUMI
Todo comenzó una noche de finales de verano en que decidí llevarme a casa a aquella bolita de pelo. Una gata aficionada a las sardinas y al atún agridulce, que advertía los cambios de estación por la intensidad de la luz y trepaba al melocotonero.
Jamás imaginé que aquella gata se convertiría en mi amiga y compañera, y que compartiría conmigo mi pasión por las letras y veinte años de mi vida.