Los cruceros de lujo, antaño solo al cabo de los bolsillos de señorones con posibles, se han convertido en una fórmula muy popular de vacacionar entre las clases medias españolas y de otros muchos países. Opíparas comidas, atenciones extremas, diversión nocturna sin límite, deportes diversos, visitas a lugares históricos, todo en un universo flotante cuyo pasaje procede de mil lugares hasta converger en un único ánimo: pasarlo bien. Son muchos los profesionales que se enrolan en estos barcos espectaculares buscando una fórmula para multiplicar su retribución sin arriesgar y sin cambiar de oficio: camareros, personal de limpieza, cocineros, animadores, artistas, marineros, miles de personas, sobre o bajo cubierta, son responsables del buen funcionamiento de este gran circo del ocio.