Más allá de las interpretaciones centradas bien en Fichte y Goethe, en las ideas hegelianas, en la poética de Schiller, bien anticipador de lo posmoderno, Beiser demuestra aquí que la estética del primer romanticismo supone unos fines epistemológicos y políticos que no pueden reducirse a una mera cuestión esteticista, al mismo tiempo que los aportes de la estética del primer romanticismo no pueden entenderse sino es a la luz de sus fundamentos epistemológicos, metafísicos y políticos.