ALÍA MIRANDA, FRANCISCO
El golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera dio comienzo a una dictadura militar (1923-1930) sin complejos, que se autoproclamó capaz de resolver problemas antiguos con ideas y protagonistas renovados. El declive de la Restauración, el auge del intervencionismo militar y el propio interés de Alfonso XIII, acorralado por las responsabilidades en el desastre de Annual, contribuyeron a su triunfo. Primo de Rivera, que gozó de gran popularidad durante los primeros años, se estrenó como un líder simpático y benévolo, pero con el paso del tiempo sus palabras y acciones se revelaron llenas de paradojas y contradicciones. Ni regeneracionismo, ni responsabilidades sobre Marruecos, ni nada de lo prometido en el manifiesto del 13 de septiembre llegó a materializarse. El presunto orden social se convirtió en una amenaza para todos los discrepantes y hasta el legado económico de obras públicas y modernización, la mayor baza del periodo, tuvo un reparto muy desigual entre la población.