HANSLEMANN, SIMON
La miseria emocional de Megg, Mogg, Búho y Werewolf Jones esinagotable. No rest for the wicked. Las piezas, lejos de ir encajando, se van desperdigando por el tablero. Los personajes de Hanselmann sesienten cada vez más perdidos y, lo que es peor, no hay visos de queencuentren en su entorno un centro de gravedad permanente más allá delos antidepresivos y la comida basura. En la esta nueva entrega de laserie de antihumor de la década, nuestros protagonistas viajan -concatastróficas consecuencias- a la capital del vicio legalizado de lavieja Europa, Amsterdam, y se presentan nuevos presonajes: Jaxon yDiesel, los retoños de WW Jones. Así no hay manera. Dónde vamos allegar.