AA.VV
En el siglo XVI se sucedieron toda una serie de acontecimientos que cambiaron el destino de Europa y del arte. La iconoclastia protestante revolucionó los géneros artísticos, mientras la Iglesia Católica adoptó planteamientos más dramáticos y naturalistas. Junto a ello se desarrolló una concepción sofisticada y subjetiva del arte conocida como manierismo que potenció la individualidad del artista. Asistimos al nacimiento de los "genios", creadores que destacan por desarrollar un estilo personal que prima frente a las normas establecidas del clasicismo renacentista.