DELGADO,SAMIR
Es ahora la criptonita de Zóbel encendiendo el acto de la poética de Delgado. Frente al devenir torpe de los días, Samir deviene poeta e intérprete, presentando los poemas pintados de Zóbel como una casa, un hogar donde se despliegan una sucesión de habitaciones iluminadas: el cielo azul, el paisaje que se abre tras la tormenta, las tierras arañadas al ser roturadas, los territorios soñados, jardines de la errancia, el agua y sus re ejos en la ebriedad del sol o el recuerdo de aquel día dichoso.