La práctica de la deshidratación es un proceso sencillo que permite aprovechar al máximo los productos naturales frescos, puesto que mantiene su sabor y propiedades a lo largo del tiempo. Incorporar esta práctica a tu vida te descubrirá el placer de disponer todo el año de tus propios ingredientes deshidratados y de preparar con ellos una enorme variedad de deliciosas recetas, ricas en textura, aroma y color.
La deshidratación presenta dos ventajas fundamentales. La primera es que permite conservar alimentos por largos periodos, una cualidad especialmente interesante en el caso de aquellos de gran valor nutricional que resisten mal la congelación, como las setas o los boletos.