ABENCHARA BENÍTEZ MARTÍN, MARÍA
La princesa Malena no tenía melena y tampoco un “pelo de tonta”. ¿Sabes por qué? Porque, aunque para los demás era la princesa “pelona”, ella se sentía peleona y nunca le preocupó no tener pelo. En su interior siempre fue la reina soberana que se peinaba como le daba la gana.
Esta es una historia… donde las hadas y la magia son el amor propio; donde nadie viene a salvarte, porque te has encargado de ti; donde la protagonista no se enfoca en lo que le falta, sino que aprovecha lo que es y lo que tiene; donde darse cuenta de que lo valioso es lo que está dentro de la cabeza y no lo que la cubre; donde se provoca un cambio en contra de lo arcaico y el común sinsentido establecido.
Una historia para entender que si no está en tus manos, tampoco está en tu cabeza.