ÁLAVA, MARÍA JESÚS
A veces, ciertas vivencias negativas o traumáticas pueden condicionarnos hasta el extremo de no vivir ni aprovechar el presente. Nos dominan emociones que no controlamos, provocadas por acontecimientos pasados o actuales que se nos escapan y ante los que nos sentimos angustiosamente impotentes. Si no somos capaces ni siquiera de dominarlas, ¿cómo podemos tomar las riendas de nuestra vida?
No te servirá que te quieran si tú no te quieres; que te admiren si tú no te admiras; que piensen que eres inteligente cuando tú eres incapaz de utilizar tu inteligencia para lo más importante: aceptarte y valorarte como mereces. Recuerda que no eres rehén de nadie: búscate, encuéntrate y reconcíliate con lo más profundo de tu ser. No dejes que nadie limite tu autonomía ni ponga candados a tu verdad.