ANDRES RUIZ,ENRIQUE
El narrador de Los montes antiguos regresa a la casa familiar, en Soria, tras la muerte de su padre. Allí ha de hacerse cargo de una tierra que, lejos ya de la idealización de otros tiempos, reclama ahora el cuidado de los árboles, el desbroce de la maleza, los preparativos para combatir el fuego. En sus sucesivas estancias en este territorio de límites imprecisos, entre el campo y la pequeña ciudad de provincias, descifrará «un ritmo que no se acompasa sino así mismo», el de una naturaleza que se sabe «lejos de la guerra de los argumentos». Pero, también, desvelará una callada e insidiosa conciencia de la Historia: la de aquellos hombres y mujeres olvidados(paisanos y forasteros, fugitivos, hombres de palabra, gentes deoficio pegado a la tierra, muchachas fabuladoras, visionarios delpasado, soñadores de la revolución?) por los que pasaron una república y una guerra civil, las migraciones de la supervivencia, y la vida,en resumen, en sus aspectos más tenues y reveladores.