VILLAR, MARTINA
Una esponjosidad Nivea cubre la cabecita redonda de mamá, la misma curva que envuelve su cerebro distraído, y cada vez más enajenado, con necesidades básicas, que no son otras que, atenciones, abrazos, mimos y arrumacos. Mamá queda perdida en un escenario oscuro donde las palabras sean fugado y por lo tanto, son incapaces de ser estructuradas en alguna frase, mientras yo continúo esperando que meregale alguna pista. Con frecuencia, más de lo que quisiera, me indica que soy su madre. Entonces llamando a la risa le respondo mamá que vieja me ves, te veo o no me replica, es que estás vieja, miniña. Lo que pasa es que las verdades duelen . Y me mato de risa y al final nos destornillamos las dos.