AGUILAR-CHANG, VICTOR
Los grandes acorazados de la batalla de Tsushima nos evocan imágenes de altas chimeneas escupiendo densas nubes de negro hollín y de grandes proas cortando el agua del mar; pero, no es la única imagen que nos evocan, la otra clara imagen es la de decenas de armas de fuego de todos los calibres instaladas de proa a popa, a todo lo largo de cada barco. Y allí estaban, dos grandes torretas para la artillería principal, las cuales iniciarían la batalla, y luego de un tiempo al lento ritmo de esas cuatro grandes armas se le uniría el rápido fuego de una docena de armas de calibre medio. Y todas esas armas pronto lanzarían una lluvia de letales proyectiles contra el enemigo.